Silvia nos necesita a todos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Silvia Casas tiene cuatro hijos. Dos varones, uno de 15 y otro de 2. Dos mujeres, una de 10 y otra de 5. Con ellos vive en el Puerto Viejo, donde se juntan 3 de Febrero y 1 del Sur. Anoche, un incendio redujo a cenizas todo lo que tenían. En media hora las llamas consumieron absolutamente todo. Borraron todo. Todo. Inclusive esos arreglos que con esfuerzo y sacrificio había podido hacerle a su casa hace poco tiempo, para vivir mejor. Dicen que Silvia estaba feliz. Y quienes la conocen aseguran que eso era merecido. Ella y sus cuatro hijos quedaron literalmente con lo que tenían encima. Y con mucho dolor, con una enorme tristeza. De eso, tienen mucho por estas horas.

Silvia Casas es colaboradora del club. Con el único interés de ayudar a los gurises sureños, laburó tres años por el Merendero de Parque Sur, ese que durante los inviernos abraza a los pibes con una taza de leche, con unas galletitas o algún guiso desafía el hambre y con un tablón largo de madera compartido con amigos les acaricia el alma y les roba una sonrisa.

Silvia estuvo ahí. Como algunas compañeras más. Por eso. Por nada más que eso. Por todo eso. Que es casi todo en éstos tiempos. Y la remó, la peleó, pidió, llamó, golpeó puertas, se solidarizó con el dolor del otro, con ese que no tiene. Y consiguió bastante para ese Merendero. Laburó sin parar por ese Merendero. Le regaló un buen rato de muchos días a ese lugar, a esa causa. Y con esos ratos que los días fueron sumando, el Merendero pudo ser Merendero. Durante muchos ratitos de muchos días. Y provocó lo ya escrito.

Quienes laburaron con Silvia en el Merendero, codo a codo, la definen como una guerrera. Dicen que siempre le encontraba la vuelta a todo, aún cuando parecía que eso era imposible. Que es de esas que nunca para. De las que siempre tiran para adelante. Silvia cuenta con eso. Y en este tremendo desafío que la vida le puso adelante tiene eso para empezar de cero. Pero esta vez no alcanza. Esta vez, Silvia, esa que ayudó a tantos sureñitos con su tiempo, con su empuje y con sus abrazos, necesita que la ayudemos. Silvia necesita que le devolvamos esos abrazos que en el barrio y en estos clubes nos solemos compartir.

La Secretaría del club Parque Sur está abierta para recibir donaciones para Silvia y sus hijos. En principio, la lista de lo que pueden hacer llegar es muy amplia y ojalá con el correr de las próximas horas se achique. Desde materiales de construcción para comenzar a levantar su casa; ropa; alimentos no perecederos; etc. Lo que pueda donarse y que pueda servir para este caso será enormemente bienvenido y agradecido.

Una de sus hermanas, por las redes sociales, brindó estos detalles que creemos conveniente compartirlos. Para la ropa: talles 4, 6, 12/14 y 36. Calzados número 40 (varón), 36/7 (nena), 24/5 (nena), 20/21(nene). Si alguien no puede acercar cosas al club, la familia se encargará de retirarlos. Dos celulares: 3442-626678 o 3442-621890.

La gente que regala esos ratitos para hacer reír un gurí o una gurisa y lucha para ponerle en la mesa a los pibes y las pibas un plato de comida merece ser abrazada eternamente. Ojalá, entre todos y todas, en lo mismo que el fuego tardó para destruir tanto, podamos construirle a Silvia y sus hijos, un montón de ratitos para devolverle la esperanza. Ayudemosla. Con lo que les sobre, con lo que tengan o puedan dar. Necesitamos más que a nadie a esa gente, como Silvia, para que salga adelante y nos siga regalando esos ratitos que son inmensos al lado de los gurises.

Marcelo Sgalia, encargado de prensa del club Parque Sur.

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